viernes, 27 de agosto de 2010

Afrontando la nueva temporada

Soy asiduo escritor de esta sección. En varias ocasiones he dado eco a mis críticas a través de este medio. Hoy, tras un verano de bolsillos vacíos y vacaciones forzadas por desempleo, quiero lanzar un mensaje de unidad, de fe y de humanidad ante el inicio de esta "temporada" que tenemos por delante que, ojalá me equivoque, pero todo indica que será la más dura que muchos hemos vivido nunca. No sabemos lo que nos espera y, en muchos casos, no estamos preparados para afrontarlo, pero sólo desde el cultivo de los valores humanos, el apoyo mutuo y la confianza de un remedio próximo lo podremos afrontar.


Nadie olvide que se puede vivir un mes sin comer, cuatro días sin beber, pero no se puede vivir ni un solo segundo sin esperanza.

jueves, 5 de agosto de 2010

El reino de la desigualdad

España es un país, cuyo oropel mediático viste a la nación de igualidad, con un Ministerio de apariencia y con el mismo número de ministros que de ministras. Ahí acaba la igualidad de nuestra nación. O si no, que me expliquen por qué, si todos somos iguales, ante la llegada de una señora extranjera, se tienen que cerrar playas públicas o impedir el acceso de cualquier visitante que va a pagar religiosamente su entrada a La Alhambra por otras visitas de "más alta alcurnia".

Sin embargo, por encima de las órdenes injustas, lo que más indignación me causa es la resignación, e incluso el contento, con que un gran número de sufrientes de la situación se lo toman. Son ese tipo de personas que, como diría Elvira Lindo, "ven al prójimo y no se comparan. Y se alegran cuando los Reyes de España saludan desde el yate en verano porque no son capaces de hacer una mínima reflexión, no son capaces de decirse a sí mismos, qué pasa aquí, qué pasa comingo, Dios mío, tú que todo lo ves, por qué a mí no me llega el sueldo ni para ir a un cámping de Benidorm. Indignaos, que no tenéis sangre en las venas".