miércoles, 12 de agosto de 2015

DICC. 325: INEXTRICABLE

Inextricable: Que no se puede desenredar; muy intrincado y confuso.

 
 
1.       Mis queridos amigos: estamos a 12 de agosto y, contra lo que pudiera ser lógico, aún no tengo claro cuál será mi destino laboral cuasi-inmediato.

Vaya por delante que realicé finalmente las oposiciones tanto en Madrid como en Castilla y León, aprobé con bastante buenos resultados tanto en una comunidad -¿o debería decir “taifa”?- como en otra, pero, paradójicamente cada día va cobrando más enteros la posibilidad de que mi destino definitivo sea Cantabria, donde ha casi tres años quedé en la primera criba de la oposición.

Expuestos objetivamente estos datos, el desenlace pudiera parecer absolutamente inextricable, pero, como decía Eli el viernes pasado, la resolución final será la consecuencia de haber jugado mis cartas en un juego de estrategia dirigido por mis fobias y mis filias.

Vaya por delante que si oposité en Madrid, lo hice sugerido por el ejemplo de Olga, que a la primera ocasión que se presentó consiguió una vacante de media jornada. Pensé que, presentándome yo, podría tener idénticas posibilidades, habida cuenta de lo mucho que valora el examen la Comunidad de Madrid en comparación con otras taifas. En efecto, así fue: de mi tribunal solo pasamos tres a la segunda parte; aprobamos la segunda parte y obtuve una vacante de media jornada -que por ser de media jornada podía rechazar sin ser por ello penalizado-, la cual, en un juego de estrategia, rechacé en espera de noticias castellano-leonesas.

Exactamente el punto a mi favor en Madrid jugaba en mi contra en Castilla-León, ya que la comunidad más conservadora de España no lo es solo a nivel de infraestructuras, de arquitectura y de ideología, sino que también a nivel educativo tiende a ponderar infinitamente más la experiencia que el mérito del examen. Así pues, a corto plazo poco tengo que hacer en la comunidad que me ha acogido en los últimos seis años.

Y cuando todo parecía abocado a un dilema entre continuar un año más mi vida anterior o elegir Madrid con todas sus consecuencias, apareció Cantabria; una comunidad que en los últimos meses ha unificado las listas de vacantes y de sustituciones; en la que he subido cinco puestos con respecto al año anterior; en la que hay algunos compañeros que, habiendo encontrado trabajo en otra comunidad, renuncian a la cántabra; y en la que hay más de 95 vacantes para el próximo curso. Así las cosas y considerando mi puesto 149 en las listas del curso 2015-16, calculo que el límite entre obtener vacante o no conseguirla, estará muy próximo al número del puesto que ocupo en la lista: si la tuviera -cosa que se sabrá el día 19 de este mes- está claro que mi destino sería Cantabria; si no la tuviera sería de los primeros para realizar sustituciones, así que, en efecto, todo parece indicar que a mis cartas les está saliendo el color azul del mar Cantábrico y que están adquiriendo el salado olor de las anchoas. ¿Serán de Santoña?

 

2.       El presente año será en nuestro país el año más electoral del siglo: comenzamos en marzo con las elecciones andaluzas; las siguieron las municipales y autonómicas de casi toda España en mayo, y aún nos faltan esas elecciones catalanas con marchamo de plebiscito del 27 de septiembre, y las generales, presumiblemente el 13 de diciembre.

Pese a la hecatombe que trajeron aparejada las segundas de estas cuatro citas electorales, todo parece indicar que las más importantes para el futuro del país en términos nacionales serán las catalanas, habida cuenta de la posición inextricable e inflexible del fanatismo catalán de los últimos tiempos, liderado por ese Arturo Mas que ha visto en reventar el estado español la única vía posible para salir indemne de la corrupción que abarca a su partido y a su persona.

Sin embargo, esa lista única en la que se inmiscuye el personaje y que solo ofrece nacionalismo es posible que no sea suficiente, dado que en Cataluña cada vez viven más ciudadanos que, obviando fanatismos de bandera, se preocupan de tener trabajo, de recibir la pensión y de vivir lo mejor posible en el trozo de tierra donde les tocó nacer o donde las circunstancias les llevaron.

¡Es la hora de la verdad! ¡Es la hora de no abandonar a ese pueblo catalán silenciado por la alienación política y desdeñado por la prensa (nacionalista)! ¡Es la hora de que las opciones catalano-españolas se decanten por pagar las facturas impagadas a las farmacias, por atender las necesidades de los ciudadanos y por cerrar el grifo del despilfarro en forma de propaganda independentista! Y, desde aquí, yo me decanto por pensar que esa opción es un pacto entre el PP de García Albiol y Ciudadanos de Inés Arrimadas. ¡Ánimo, catalanes! ¡Aún estáis a tiempo!