sábado, 18 de enero de 2014

DICC.310: DESACATO

Desacato: Falta del debito respeto a los superiores.


   1. Bien sabe Dios que toda mi vida me he caracterizado por una gran sumisión para con mis superiores, ya fueran estos mis familiares cuando niño, mis profesores cuando adolescente o mis jefes cuando joven. Exceptuando esa etapa de "tocapelotismo" que bautizaría mi querida Olga en las clases de Sintaxis 2007-08 y en el Fraudimáster 2010-11, el resto de mi vida se ha signado por un acato a las órdenes y un deseo de agradar que casi podrían considerarse excesivos en algunas ocasiones, como muestra el cercano ejemplo de las excursiones de Enforex.
       Sin embargo ahora, seguramente como consecuencia de la sensación de que no hay nada que perder, unida a la locuaz valentía argumentativa de mis desayunos con Federico Jiménez Losantos y a las flagrantes injusticias manifiestas, me ha sobrevenido un deseo atroz de desacatar ciertos dictámenes y de desenmascarar ciertas disfunciones presentes en el desarrollo diario de mi actual empresa. 
       Dejo para mejor momento concretaros estas iniquidades que observo y que cada día me parecen más flagrantes bajo el amparo de que nada puede cambiar para los beneficiarios de las mismas. Solo os diré que siento verdadera compasión por ciertas personas que, sin saber analizar su vida propia con algo de perspectiva, se agarran a lo que hoy tienen como si les perteneciera por derecho y de por vida sin plantearse que cuando te han regalado un puesto sin mérito solo hace falta esperar que la justicia llame a tu puerta; ¡no todos sois infantas!


   2. "África comienza en los Pirineos". Según algunas fuentes fue Alejandro Dumas el primero que pronunció esta sentencia despectiva sobre nuestro país, evidenciando de esta forma que nuestra idisioncrasia administrativo-social era más propia del tercer mundo que de la civilizada sociedad europea.
         Entiéndaseme la expresión, pero si de verdad fue el decimonónico novelista francés el primero en pronunciar esta frase, menos mal que ya no está entre nosotros, pues en ese caso se referiría a nuestra nación aun con más sátira de la empleada entonces.
         En lo que va de siglo XXI en nuestro país "solamente" ha tenido lugar el mayor atentado de la historia de Occidente, que a día de hoy sigue sin haber sido juzgado al albur de las pruebas descubiertas en 2012; sabemos que parte de la familia real, prohijada por el soberano Juan Carlos I, ha saqueado fondos públicos y privados, dirigidos a una sociedad sin ánimo de lucro que demandaba para niños enfermos de cáncer; se han descubierto innumerables tramas de corrupción que atañen especialmente a PSOE y PP, que siguen siendo los partidos más votados; se ha vejado, ultrajado y expulsado de su carrera por desacato a jueces que han osado investigar en pro de la justicia; se ha vitoreado con gritos de "Messi presidente" a un millonario jugador de fútbol acusado de defraudar a Hacienda a la puerta del juzgado...
         Vale, sí, lo dejo: mucho me temo, don Alejandro, que te quedaste corto con tu expresión.











 
   

martes, 7 de enero de 2014

DICC.309: BALBUCIR

Balbucir: Hablar o leer con pronunciación dificultosa, tarda y vacilante, trastocando a veces las letras o las sílabas.


   1. Sabéis, mis queridos, que pienso con total rotundidez y sin ápice de duda que El Quijote por inmuerables motivos es el mejor libro de literatura española que jamás se ha escrito y, probablemente, que jamás se escribirá. Por todo ello en principio nunca renegaré de cualquier homenaje público o privado que quiera hacérsele, ya sea a manera de galardón póstumo a su inmortal autor o a sus criaturas, ya sea en forma de lectura privada. Sin embargo, siempre hay una excepción: si por homenaje a don Quijote debe entenderse el esperpento de la Pascua Militar de ayer protagonizado por Juan Carlos I, revestido de don Quijote, creo que se ha ido demasiado lejos. 
      El inmortal hidalgo se hizo famoso por ser un anacronismo en persona, un personaje fuera de lugar y de tiempo, que, siendo enjuto y viejo, se creía un Díaz de Vivar; un personaje que caminaba en pleno Renacimiento por los campos castellanos emulando a caballeros andantes que vivieron en la Edad Media, usando armas de su bisabuelo y haciendo uso de un lenguaje arcaico; atributos todos ellos que lo convertían en un completo bufón a ojos de quien lo viera o lo escuchara argumentar contra toda razón en temas de caballería. 
       Exactamente eso es actualmente Juan Carlos I de España: amén de sus crímenes, delitos e inmoralidades que no enumeraré aquí por conocidos, es actualmente un anciano de setenta y seis años que apenas puede andar, pero se empeña en rehusar la silla de ruedas; apenas puede hablar, pero balbuce lo que le han preparado; apenas puede respirar, pero se empeña en exhalar su último aliento ante un atril.
        El pertinaz empeño de don Juan Carlos I por seguir aferrado al trono es ya exactamente igual que la locura monotemática de don Quijote: la única diferencia es que el inmortal caballero es una criatura de ficción fabricada por la mente enferma de Alonso Quijano; el otro, jefe del estado español y máximo responsable de la imagen exterior del país. 
        En efecto, sí, tenían razón: la realidad siempre supera a la ficción... Les invito a verlo con sus propios ojos:
http://tv.libertaddigital.com/videos/2014-01-06/los-titubeos-del-rey-en-la-pascua-militar-EkjaemEl7W8.html.


     2.  Quiero hoy públicamente alabar a una persona con la que, en sus propias palabras, fui muy exigente el pasado día 16 de diciembre en una charla preparatoria de una exposición que debía realizar; lo fui porque no quería que por nerviosismo echase a perder todo el potencial políglota y personal que tiene y que, a buen seguro, será garantía de éxito. 
          Mi querida Ester Díez Ramos: como te dije el día 16, todos cometemos errores haciendo una presentación oral; máxime nosotros, que, siendo hijos educativos de la LOGSE, venimos ya tarados de fábrica, pero la suma de tranquilidad y espontaneidad, unidas a la preparación, nos harán ganar concursos a los que concurramos con otros competidores que, por sus nervios y su excesivo apego a la memoria, comenzarán a balbucir.
          Sé, dilecta mía, que acabarás teniendo éxito en tu vida en todo aquello que te propongas. Eres trabajadora, inteligente y no careces de ese puntito de ingenuidad característico de las personas de gran corazón. Por todo ello y aunque en 2013 no nos hemos visto tanto como hubiéramos deseado, brindo contigo por un 2014 henchido de éxitos. Si no llegan todos en 2014, llegarán más adelante; afortunadamente para ti aún adoleces de esa enfermedad llamada juventud; pero, ojo, que se cura con el tiempo. 
         ¡¡No cambies nunca!!





      

viernes, 3 de enero de 2014

DICC.308: BOATO

Boato: Ostentación en el porte exterior.


   1. Tempus fugit! Casi sin habernos dado cuenta, estamos ya en el decimocuarto año del siglo XXI, una centuria que pareciera que comenzó ayer con ese trocamiento de dígitos que tanto presagiaba según algunos, las discusiones en torno al año exacto en que entraba el nuevo milenio para otros y el infausto cambio de moneda para todos. 
      Este decimocuarto cambio de año de siglo, vigesimosexto de mi vida, por primera vez lo he pasado en una ciudad diferente a Madrid: Cáceres. Habiéndolo casi improvisado dos días antes, con tanta ilusión como expectativa, me embarqué junto a mi queridísima Sónia en un coche anunciado en Blablacar que nos trasladó a la ciudad extremaña, donde, rehusando cotillones y sin ostentación ni boato alguno, disfruté de una cena, de una noche, de una comida, de una ciudad y de un primer día de 2014 inmejorables en la mejor de las compañías.
      ¡¡¡Gracias, mi querida Sónia!!! ¡¡¡Feliz 2014, mis lectores!!!

   
   2.  Últimamente estoy rememorando mucho nuestro inmortal Lazarillo de Tormes, cuya inmensa repercusión, amén de haber influido en el desarrollo de nuestro idioma -como ejemplifican la expresión "ser un lazarillo" o la aposición "perro lazarillo"-, influyó sobremanera en un nuevo estilo de hacer literatura, hasta el punto que puede decirse que el Lazarillo inauguró el realismo literario, constituyendo, en palabras de Francisco Rico, "la mayor revolución literaria desde la Grecia clásica: la novela moderna".
         El más conocido amo de los ocho señores a los que sirve el protagonista que da nombre a la novela es, sin lugar a dudas, ese ciego que en el pétreo toro de Salamanca -sito a los pies del puente romano- da una gran calabazada a Lázaro, haciéndole de esta manera despertar de su letargo en que, como infante, estaba. Tal vez el segundo amo más popular de todos los que sirve Lázaro es el escudero toledano, ese hidalgo presumido que, como una obligación de clase, no pierde en ningún momento el boato que lo caracteriza, si bien en su casa apenas hay migaja alguna para comer.
         Una mala adaptación de ese hidalgo es el que me viene a la memoria cada mañana cuando, al parar -o intentarlo- en las salmantinas calles Toro o Zamora a señoras con abrigos de piel, me arguyen como excusa "no poder ayudar económicamente" con cuarenta céntimos diarios el tratamiento terapéutico que necesita un niño refugiado en Jordania para sobrevivir.
          El hidalgo manchego mantenía su oropel por una exigencia de clase; las señoras salmantinas quiero pensar que no lo hacen por idéntica razón, pero... ¿qué es más triste: aparentar opulencia por evitar el descrédito o pasar por mentirosa en medio de la opulencia? ¿Qué actitud es más denigrante? Siendo un chico de gustos renacentistas, en este punto me quedo con el quehacer del siglo XVI.