lunes, 28 de octubre de 2013

DICC.300: EXTEMPORÁNEO

Extemporáneo: Impropio del tiempo en que sucede o se hace.


  1. 100 Montaditos es una cadena de restaurante-cervecerías que ha poco tiempo emergió en el panorama nacional y realmente "la lió", como rezan infinidad de carteles promocionales en sus locales. Si la política de un montadito a un euro ya fue realmente rentable para sus arcas, desde el mes pasado la revolución ha sido aún mayor al dejar cada montadito a 0,50 los lunes.
      Yo he comido o cenado en varias ocasiones en estos locales que descubrí en Santander el año pasado y, si bien es verdad que no se trata de una calidad suprema, he quedado bastante satisfecho tanto con el servicio como con la materia prima.
      Sin embargo, esta mañana su política comercial me ha decepcionado con creces. Caminaba por la salmantina calle Toro en mi curriculeo semanal cuando, al toparme con un Montaditos, he pensado en dejarles un currículum vítae, mas cuál ha sido mi sorpresa al ver el cartel que tenían colocado en la ventana, que adjunto en el presente artículo.
      ¿No os parece, queridos lectores, que un cartel sexista como este es algo absolutamente extemporáneo? ¿No créeis que en el mundo globalizado que habitamos debiera ser penada la política sexista y masculinamente discriminatoria de esta empresa? ¿Acaso un varón sirve peor los montaditos que una mujer?, ¿o se trata de la perpetuación de la absurda política falsamente igualitaria de Rodríguez Zapatero? Sea como sea, 100 Montaditos, hoy me has decepcionado.


   2.  Uno de los sitios adonde he llevado el currículum esta mañana ha sido al colegio de las Jesuitinas, en el que mi querida Teresa lleva trabajando más de tres décadas como profesora de lengua.
        He llegado sobre las 11.25, hora en la que todos los chicos estaban en el patio y me ha gustado quedarme un ratillo observándolos y retrotrayéndome con la mente una década, cuando se me abrió la puerta de las segundas oportunidades al llegar al añoradísimo centro de Jesús Maestro donde tan feliz fui, donde tanta humanidad aprendí y donde tantos buenos valores intenté copiar. Y casi de inmendiato me ha venido a la mente con saudade mi madrina teresiana, la hermana Margarita, que tanto me ayudó en mis primeros pasos allí regalándome las zapatillas del cariño; me he retrotraído hasta ese primer año compartido con Alfonso, con quien tanto reí; he recordado a Ancor, a Che, a Lourdes, a Guiomar y, cómo no, esas dos convivencias de amistad y de fe en Toledo con el carismático Quillo como perfecto anfitrión.
          Y después de sentir tanta nostalgia y de sonreír por el bonito recuerdo, he sentido mucha lástima al acordarme de un Cuarto de hora -momento de reflexión cristiana que hacíamos a las nueve y media- en el que Lola, con su particular forma de ver el mundo, nos argumentó que en la sociedad de 2003 era un contravalor el estudio, ya que lo realmente popular y valorable entre los jóvenes era no estudiar. 
           Una década después, muchos de esos vagos y maleantes están trabajando y, en el peor de los casos, dirigiendo empresas y aplicando la política que a ellos les ha funcionado: la sobrevaloración de lo popular en detrimento de la calidad. 
           Así las cosas, en la España actual una tal Belén Esteban cobra miles de euros por ir a un plató televisivo sin saber hablar, mientras expertos en oratoria viven de la caridad o de las ayudas de sus conciudadanos; España es el país peor formado según el informe PISA, y los asesinos terroristas son excarcelados y cobran 6.000 euros en virtud de una dizque sentencia judicial.
          Cuando en una sociedad la virtud -no ya el estudio- es un valor extemporáneo, y lo más mediocre o indino lo más exitoso, no cabe duda: esa sociedad tiene una metástasis extendida que es preciso extirpar de inmediato para que quede algún resquicio para la esperanza.

jueves, 24 de octubre de 2013

DICC.299: SEVICIA

Sevicia: Crueldad excesiva.


  1. Tal vez por esa bochornosa declaración-insulto de Mariano en la puerta del Congreso lleva toda la semana lloviendo sobre este país llamado España, un país amado, admirable y hermoso, pero ridículo, injusto y despreciable a partes iguales a nivel político y, muchas veces, social.
      Mucho más tiempo lleva, en cambio, diluviando sobre muchos españoles, que, en busca de un derecho que recoge la Constitución, tan solo queremos ganarnos la vida honradamente, trabajando y rindiendo cuenta de nuestras actividades ante Hacienda. Reclamamos de nuestros políticos que, al menos, no nos hagan más difícil dicha búsqueda de empleo con sus abusivas subidas de impuestos, que impiden contratar a las empresas privadas, y los recortes en el ámbito público, que imposibilitan el acceso a los que no hemos tenido la oportunidad de entrar en él. 
       A juzgar por los resultados, parece que ni siquiera ese pequeño triunfo conseguiremos, pero lo que es del todo inadmisible es que encima presuman de no haber bajado sueldos y de no haber causado la pérdida adquisitiva de los ciudadanos: eso si no es ignorancia, es sevicia, y mucho me temo que en el caso de Montoro es más bien la segunda causa
       Como sabéis, queridos, adoro mi país y en un día como hoy, con la muerte de Manolo Escobar, ansío más que nunca gritar "¡Viva España!", pero España, como nación compuesta por ciudadanos libres, honestos y honrados; otros solo merecen que llueva sobre ellos café, hirviendo si es posible.


   2.  Sé que muchos de vosotros pensaréis que, criado en los pechos intelectuales de Federico Jiménez Losantos y de Luis Herrero, arrastro una ideología demasiado estricta, pero, como sentencia también sabiamente el refranero español y como gustaba de repetir mi abuelo, "los humanos somos hijos del rigor; así nos dan, así actuamos".
        Creo que en el mundo pícaro y, en ocasiones malvado que habitamos, tan solo un buen castigo disuadirá de la perpetuación del mal. Así, por ejemplo, yo veo realmente positiva la instalación de radares en la carretera; yo creo convenientes los controles de tráfico y de alcoholemia, y, ni que decir tiene que considero que deberían incrementarse las inspecciones para detectar transaciones de dinero negro, como las que numerosos propietarios de viviendas en Salamanca hacen, que más que proponerte un contrato te hacen firmar un papel mojado donde el arrendador se exime de toda responsabilidad sin tener que declarar las ganancias que de tal alquiler se desprenden. No digo que sea un acto de gran sevicia y que debieran sufrir todo el peso de la ley que les conmine a no ver la luz del sol más que en el patio de la cárcel, pero desde luego que si algún día las inspecciones detectan este uso fraudulento y obligan a pagar cuantiosas cantidades a dichos mangantes aplaudiré con fuerza. ¿O es que acaso estos dizque honrados propietarios no nos están robando a los contribuyentes que actuamos legalmente? A pequeña escala, ¿no es lo mismo que ha hecho la Monarquía española en el caso Noos?
       ¡Qué caro resulta ser honesto en España!








miércoles, 23 de octubre de 2013

DICC. 298: PARAJISMERO

Parajismero: Persona que hace muecas y visajes.

  
    1. ¡Aquí estoy de nuevo, queridos míos! Más de cuatro meses y tantas vicisitudes -de las que os iré dando cuenta en las próximas entradas- después, retomo mi actividad de desenterramiento léxico con las mismas ganas, la misma fuerza y el mismo ánimo pedagógico de siempre.
         Una de las novedades más significativas de estos meses ha sido mi actividad teatral con hasta diez representaciones: cuatro de Bodas de sangre y seis de La cabeza del dragón. Como era previsible, disfruté infinitamente más de la farsa de Valle que de la tragedia de Lorca. A ello, por supuesto, contribuyó la obra, pero sobre todo, los compañeros de actividad, los cuales son humanamente inmejorables en el caso de "Rabos de lagartija" e indiscutiblemente variados -digámoslo así- en el caso de "Komoteatro".
           En cualquier caso, aunque el trato humano a estas alturas sea tan diferente en ambos grupos, tengo una deuda de gratitud con ambos por la oportunidad que me han dado de difrutar de esta actividad a la que ha tanto tiempo deseaba hincarle el diente. Algunos espectadores que han vertido cariño viéndome en ambas obras -mi fraternal Elena, mi dilecto Antonio, mi queridísima Sónia- me han señalado que hay determinados gestos que, con independencia del papel que esté representando, tiendo a perpetuar cuando quiero mostrar sorpresa. Ello puede denotar que no soy un buen actor; que adolezco de falta de experiencia, y que, aunque ser un innato parajismero ayuda, se requiere siempre de una base teórico-práctica para desarrollar cualquier actividad. Aun así, queridos míos, considerando la opinión de los espectadores, el resultado en ambas obras ha sido más que satisfactorio para ser un grupo amateur; y el teatro desde dentro, como el fútbol desde fuera, no es ni más ni menos para mí que una excusa para ser feliz.


    2.  Hay personas parajismeras para las que el simple paso de un insecto o la caída de la primera gota de lluvia es causa de una sucesión de muecas y gestos que los convierten a mis ojos en auténticos histriones. En cambio, sin duda alguna, los prefiero antes que a los hieráticos personajes a los que ni siquiera una hecatombe es capaz de hacerles variar el rictus.
          Si el paradigma de este segundo grupo es el presidente del gobierno de un país arruinado por la corrupción de sus instituciones, amenazado por voraces nacionalismos y sumido en una crisis económica como nunca se ha conocido, el resultado no puede ser más desesperanzador.Por si fuera poco, a estas hecatombes, esta semana hemos de sumar el mayor de los oprobios, por medio de esa sentencia instigada por los políticos y execrada por los jueces, mediante la cual, con la derogación de la Doctrina Parot, no solo son excarcelados malnacidos etarras, sino que, para encubrir el pacto entre PPSOE y ETA, también saldrán a la calle asesinos y violadores en serie.  La respuesta de esa efigie monclovita llamada Mariano ayer a pregunta de los periodistas no puedo ser más explícita: "Está lloviendo" respondió mientras llevaba a cabo su actitud escapista de siempre. ¿Está lloviendo, Mariano? ¿Para quién? ¿Para las víctimas o para los verdugos? Hay días, semanas, meses y años en los que produce efectos eméticos ser español.