jueves, 24 de octubre de 2013

DICC.299: SEVICIA

Sevicia: Crueldad excesiva.


  1. Tal vez por esa bochornosa declaración-insulto de Mariano en la puerta del Congreso lleva toda la semana lloviendo sobre este país llamado España, un país amado, admirable y hermoso, pero ridículo, injusto y despreciable a partes iguales a nivel político y, muchas veces, social.
      Mucho más tiempo lleva, en cambio, diluviando sobre muchos españoles, que, en busca de un derecho que recoge la Constitución, tan solo queremos ganarnos la vida honradamente, trabajando y rindiendo cuenta de nuestras actividades ante Hacienda. Reclamamos de nuestros políticos que, al menos, no nos hagan más difícil dicha búsqueda de empleo con sus abusivas subidas de impuestos, que impiden contratar a las empresas privadas, y los recortes en el ámbito público, que imposibilitan el acceso a los que no hemos tenido la oportunidad de entrar en él. 
       A juzgar por los resultados, parece que ni siquiera ese pequeño triunfo conseguiremos, pero lo que es del todo inadmisible es que encima presuman de no haber bajado sueldos y de no haber causado la pérdida adquisitiva de los ciudadanos: eso si no es ignorancia, es sevicia, y mucho me temo que en el caso de Montoro es más bien la segunda causa
       Como sabéis, queridos, adoro mi país y en un día como hoy, con la muerte de Manolo Escobar, ansío más que nunca gritar "¡Viva España!", pero España, como nación compuesta por ciudadanos libres, honestos y honrados; otros solo merecen que llueva sobre ellos café, hirviendo si es posible.


   2.  Sé que muchos de vosotros pensaréis que, criado en los pechos intelectuales de Federico Jiménez Losantos y de Luis Herrero, arrastro una ideología demasiado estricta, pero, como sentencia también sabiamente el refranero español y como gustaba de repetir mi abuelo, "los humanos somos hijos del rigor; así nos dan, así actuamos".
        Creo que en el mundo pícaro y, en ocasiones malvado que habitamos, tan solo un buen castigo disuadirá de la perpetuación del mal. Así, por ejemplo, yo veo realmente positiva la instalación de radares en la carretera; yo creo convenientes los controles de tráfico y de alcoholemia, y, ni que decir tiene que considero que deberían incrementarse las inspecciones para detectar transaciones de dinero negro, como las que numerosos propietarios de viviendas en Salamanca hacen, que más que proponerte un contrato te hacen firmar un papel mojado donde el arrendador se exime de toda responsabilidad sin tener que declarar las ganancias que de tal alquiler se desprenden. No digo que sea un acto de gran sevicia y que debieran sufrir todo el peso de la ley que les conmine a no ver la luz del sol más que en el patio de la cárcel, pero desde luego que si algún día las inspecciones detectan este uso fraudulento y obligan a pagar cuantiosas cantidades a dichos mangantes aplaudiré con fuerza. ¿O es que acaso estos dizque honrados propietarios no nos están robando a los contribuyentes que actuamos legalmente? A pequeña escala, ¿no es lo mismo que ha hecho la Monarquía española en el caso Noos?
       ¡Qué caro resulta ser honesto en España!








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