Galbana: Pereza, desidia o poca gana de hacer algo.
1. Ayer, nuestro heroico presidente, en un nuevo acto elocuente de la galbana que lo caracteriza, manifestó que debemos tener paciencia, pues "el gobierno sabe lo que está haciendo".
Mira, Mariano, entiendo que cuando uno llega a ese húmedo y distante Palacio de la Moncloa se inmiscuye en su propia burbuja, se rodea de centenares de palmeros y acaba desarrollando una patología casi inevitable que lo va alejando paulatinamente de la realidad circundante, pero, por favor, no nos tomes más el pelo que ya nos has tomado bastante los bolsillos.
Llevas, Inacción personificada, más de diecisiete meses en el Gobierno; en este tiempo se han creado más de un millón de nuevos parados, los datos económicos no han mejorado un ápice, a nivel social sigues pactando con nacionalistas y sacando presos etarras de la cárcel, mientras que a nivel mediático has inaugurado las entrevistas vía plasma.
Así las cosas, Mariano, cuéntanos: ¿para qué querías ser presidente del gobierno? ¿Cuál era tu interés? ¿Te has visto desbordado a posteriori? Si es así, créeme, presidente, existe una solución: la dimisión.
2. Es indiscutible que los recortes gubernamentales están atacando todos los frentes, exceptuando el de la adminisitración pública, y no es menos cierto que la educación es uno de los sectores más afectados por estos recortes.
Sin embargo, a fuer de sincero, debo reconocer que estoy de acuerdo con menguar algunas partidas presupuestarias destinadas a ciertas becas. Como ejemplos, diré que los ERASMUS andaluces con los que tuve la suerte de compartir vivencias hace tres años en Pisa se dedicaban a conocer otros países invirtiendo los casi mil euros que la Junta de Andalucía les daba mensualmente, o que yo mismo salí beneficiado de estudiar en Salamanca en lugar de en Alcalá el año 2008-09, puesto que la beca Séneca no se contrapuso en ningún momento con la beca de régimen general, con la cual pude pagar la vivienda durante nueve meses en la ciudad charra.
Además, considero que el primer punto necesario para subir el nivel educativo de un país es premiar el esfuerzo y castigar la galbana. Ello debería empezar desde Parvulario, pero uno de los puntos también inevitables debería ser la no concesión de becas -salvo casos extraordinarios-, cuando los universitarios no alcanzasen un 7 o un 7,5 de media. Así era en este país hace cincuenta años y tanto la educación como la economía funcionaban mejor. Creo que no sería ningún dislate, por tanto.
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