Paroxismo: Exaltación extrema de los afectos y pasiones.
1. Aunque muchos han querido olvidarse y continúan empeñados en taparlo judicialmente, el 11 de marzo de 2004 fue una jornada tristemente histórica para España y para el mundo; seguramente la más importante del siglo XXI para nuestro país en la medida en que supuso el mayor atentado de la historia de Occidente y en que dicha brutalidad -sea cual sea la autoría- significó un trascendente cambio en las urnas y un trocamiento de régimen a partir del cual nacionalistas catalanes y vascos obtuvieron privilegios que solo el interés de Zapatero y Rubalcaba les otorgó y la anuencia de Mariano les sigue permitiendo.
Dios quiera que me equivoque, pero hoy, si los hados estuvieran con los violentos, se darían todos los condicionantes para vivir otro cambio de régimen semejante: así lo avala la manifestación que ha convocado para esta tarde la plataforma ¡En pie!, que no solo conmina a la toma del Congreso -a esto yo lo llamo golpe de Estado-, sino que incita a usar la violencia cuando sea menester con tal de conseguir su fin. Si a este paroxismo, le añadimos el prohijamiento a dicha actitud violenta por parte de la máxima autoridad judicial de España -el ímprobo presidente del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner- y el apoyo de casi todos los medios de comunicación, que se afanarán en tapar la violencia de manifestantes para mostrarnos la leve resistencia que hacia ellos pueda oponer la policía, solo nos queda cruzar los dedos e implorar que la paz reine en un país radicalizado como lo estaba en 2004. ¡¡¡Paz!!!
2. La prensa deportiva española peca casi siempre de mirar con arrobamiento a sus deportistas. Así sucede, por ejemplo, con su ultradefendido Fernando Alonso, para cuyos reiterados fracasos desde 2006 se han buscado tantas excusas como mentiras pueda decir Rubalcaba en un mes.
Futbolísticamnte sucede lo mismo: según ellos, nuestra Liga es la mejor; nuestros futbolistas inigualables, y nuestros equipos, auténticos portentos físicos y dechados de buen juego. Sin embargo, como se ha vuelto a demostrar en las semifinales de la Champions, al final son los alemanes los que miran el resultado con paroxismo, acaso porque no acaban de creerse una superioridad tan notable, de la que, por cierto, nunca han hecho gala.
El 8-1 que han metido los conjuntos alemanes a los españoles en los últimos dos días deberían hacernos reflexionar, aunque mucho me temo que nunca tendremos la objetividad razonadora de un alemán y seguiremos dejándonos llevar por nuestras filias y fobias, que, finalmente, no son más que una fuente de decepción. Eso sí, siempre les quedará a merengues y balugranas mirar la desgracia del vecino para contentarse... Con este sentido nacional, no me extraña que los alemanes nos goleen en todo.
Golpe de estado es cambiar la constitucion en contra de los intereses de los ciudadanos como hicieron los 2 grandes partidos corruptos, o rescatar a la banca y cargar una deuda ilegitima al pueblo, o ceder la soberania nacional a la UE esto son golpes de estado...
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