martes, 12 de noviembre de 2013

DICC.302: PRENDARSE

Prendarse: Aficionarse, enamorarse de algo o de alguien.


   1. Quiero hoy compartir con vosotros, queridos míos, una de las mejores experiencias de este pasado verano: el camino de Santiago, realizado junto a mi dilecta Sónia entre el 15 y el 21 de septiembre. Fueron en total más de quinientos kilómetros en bici en siete días; hubo puertos duros, pájaras considerables y percances varios, pero ante todo fue una excelente experiencia de turismo y de unión.
       Inicialmente estaban presupuestados 444 kilómetros, que son los que separan Salamanca de Santiago, pero, a causa de una caída en la que salvé la vida pero perdí todo lo que llevaba conmigo, hubimos de cambiar la ruta e ir en la tercera etapa a León en aras de que, al menos, pudiera hacerme de nuevo con el DNI y sacar algo de dinero, con lo que finalmente tuvimos que hacer más de cien kilómetros más y parar menos de lo deseado en las etapas.
      Aun así, el Camino fue una maravillosa forma de conocer pueblos que de otra manera estoy convencido de que nunca se conocerían. Recuerdo a este respecto con especial cariño la parada en Tierra del Cubo del Vino, con los sueños aún vírgenes y el trasero todavía intacto; la belleza benaventina, poco disfrutada por el trauma y los trámites consecuencia de la caída; la recta interminable de confesiones y de contrarreloj camino de León; la belleza imponente de Astorga, donde Gaudí volvió a enamorar al mundo; la elegante Ponferrada, con su paseo medieval entre un castillo y un reloj; la subida interminable a O Cebreiro, donde se tocan las nubes y los sueños con la palma de la mano; la bajada a Portomarín, que sorprende en medio de tanto repecho lucense, y, cómo no, la llegada a Santiago, con esa ilusión que solo los peregrinos conocemos. Sin embargo, por encima de todos estos hermosos lugares, si tengo que recordar con especial cariño un lugar, de nuevo destaco León, esa ciudad que ya me prendó la primera vez que la vi, y que confirmó mis mejores cariños en segunda visita. Metereología aparte, me parece la ciudad ideal por su tamaño, no demasiado pequeño pero tampoco grande; por su arquitectura, con las imponentes Catedral y Casa Botines; por su historia, presente tanto en el Parador de San Marcos como en San Isidoro; por sus bellos rincones, como el Jardín del Cid o las recoletas calles del Barrio Húmedo. 
        Por todo ello, León: encantado de haber coincidido contigo de nuevo en el Camino y.... ¡hasta la próxima!


     2. Hoy, doce días después de la última clase a Bruna, he vuelto a desempeñarme como profesor, aunque haya sido solo una hora en una clase particular de Lengua impartida al hijo de un amigo y compañero de trabajo de Jorge, el actor que desempeña el papel de Novio en Bodas de sangre -sí: Salamanca es un pueblo-.
         Os parecerá mentira, pero estoy tan prendado de mi profesión que tan solo doce días después ya tenía un mono impresionante de impartir clase. Hoy hemos estado sentando las bases de los fundamente teórico-prácticos de la sintaxis más elemental para mañana trabajar directamente sobre el comentario de texto. Pensando en textos recomendables que, amén de interesantes desde el punto de vista lingüístico, vehiculen un conocimiento provechoso para un joven de dieciocho años, me he topado con uno periodístico de Cristina Fallarás del pasado sábado, que creo que puede ser provechoso para todos nosotros, tan tristemente absorbidos por las redes sociales. Por si puediera interesar, aquí adjunto el enlace. ¡¡Grande, Cristina!!
      http://www.elmundo.es/opinion/2013/11/09/527e70ef0ab740bd188b4572.html.


 

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