Versado: Ejercitado, práctico, instruido.
1. En el decimosexto capítulo de La misteriosa llama de la Reina Loana, Umberto Eco nos cuenta la valentía de unos personajes, que, "como los que no tienen nada que perder, se habían vuelto peligrosos". Reconozco que cuando leí dicha aseveración con mi ingenuidad de 19 años, me pareció excesivo argüir el arrojo de los personajes por el simple hecho de no tener nada que perder; consideraba entonces que se requería de cierta cualidad inherente a la persona para ser valiente.
Hoy, en cambio, algo más versado en los sinsabores de la vida, estoy plenamente convencido de la veracidad de la cita. A las tres entrevistas de comercial a las que he acudido en este mes, en tres ciudades españolas diferentes -Alicante, Madrid y Salamanca-, he acudido con la sensación de no tener nada que perder y sí, cual espíritu quijotesco, mucha justicia que repartir en base a preguntas o a posteriores denuncias públicas de sus quehaceres.
Si, como os confesaba hace unos días, lo de Alicante me pareció un engaño a mano encubierta, lo de Madrid no me pareció menos repelente, cuando el viernes pasado, para empezar, la persona que había de realizarme la entrvista, directamente apareció una hora después de nuestra cita. Sin embargo, todo ello son nimiedades paragonándolo con la deleznable actitud sufrida hoy en la ciudad charra.
Había recibido anteayer una citación donde se me pedía que, en caso de querer acudir a la entrevista, enviara un código y los años que tenía a una dirección electrónica allí indicada; sí, sí, un código como si de ovejas se tratara, y la información de la edad, como si la virtud dependiese de los datos del DNI. La sorpresa parecía aún mayor cuando la citación tenía lugar en el bar Lorien (al menos en Madrid y en Alicante la empresa tenía una sede física), pero, como persona que no tiene nada que perder, allí he acudido puntual en espera de la ya clásica impuntualidad del entrevistador. Llegaba a eso de las 9.15 una persona tan trajeada como prepotente que, sin siquiera saludar a los que allí estábamos, tomaba asiento y con una actitud soberbia, comenzaba a realizar ciertas anotaciones en un papel. Un tiempo después y ante el rumor creciente de los allí presentes y las bromas acerca de la multitud de personas por parte del indigno camarero, el mandamás trajeado se ha dignado a dirigirnos la palabra para lo cual, incluso, en un alarde de buenos modos, se ha puesto de pie: "Sabéis para qué venís, ¿no? ¿A alguien le han explicado el trabajo?". Ante el elocuente silencio, como si no fuera competencia suya la explicación, ha querido librarse de una gran cantidad de personas, que, sin duda, le estaban ya molestando en exceso -es que, mira que mezclarse tanto tiempo con la plebe...-. Para ello ha vuelto a vociferar: "A ver, que todos sepáis que no hay sueldo fijo, que todo va a base de comisiones". Tras las proféticas palabras, entre murmuraciones y maledicencias, más de tres cuartas partes de las personas se han marchado, lo que ha celebrado el heroico personaje con una amplia sonrisa triunfadora. Habiendo quedado ya solo cuatro, una chica ha preguntado si al menos hacían contrato y ante la respuesta afirmativa nos hemos quedado finalmente cuatro para rellenar un formulario que nos ha pasado. Tras hacerlo, nos explica el trabajo en aproximadamente un minuto, el cual, según él, no consiste más que en acudir a clientes de Iberdrola, puerta a puerta, y ofrecerles pagar menos con un cambio de servicio. Evidetemente, dicha no-explicación, requería de más aclaraciones que han pedido unos chicos allí presentes para patente desdicha del mandamás, a lo cual mostrándose ya altivo, arrogante y ferozmente necio, ha sentenciado que "hombre, está clarísimo para quien lo entiende, pero para quien no... no se puede hacer nada".
Mirad, queridos, como solo hace tres horas que he padecido a dicho aborto de la naturaleza ante mis ojos y aún me produce efectos eméticos referirme a su trato, me abstengo de adjetivar. Tan solo os aclaro unos últimos datos para que os hagáis una idea fidedigna del engaño del dizque trabajo: el aprendizaje de esta tan ardua labor precisa de 22 ó 23 horas junto a su Magestad, el horario innegociable es de 9.30 a 20.30 y, por supuesto, el contrato no está dado de alta en la Seguridad Social; es simplemente un engaño mercantil; digo... contrato.
2. "No hay remedio. La regeneración de la democracia española no se va a producir nunca porque quienes tendrían que liderar ese proceso en condiciones de normalidad no están dispuestos a hacerlo. Los grandes partidos políticos españoles han cogido la postura desde hace muchos años y no van a cambiar." Así de negativa y de cierta incia hoy su artículo en El Mundo, una persona tan versada en la vida política española como Victoria Prego.
La situación de la política española, hoy que se cumplen dos años de la infausta llegada al poder de Mariano Rajoy, es sencillamente tan deleznable y poco esperanzadora con los viejos partidos como muestra doña Victoria en su artículo. Tal vez como epítome perfecto de lo que sentencia puede argumentarse la actitud de ayer de los viejos partidos en el nombramiento del Gobierno de los Jueces. Un país donde los jueeces son nombrados por los políticos no es, ni más ni menos, que el asesinato de las tesis de Montesquieu y la coronación definitiva de la perpetuación de la injusticia. Pero, como España es diferente, siempre hay más: tradicionalmente el partido en el gobierno era quien nombraba a los jueces de este órgano. Sin embargo, para perpetuarse en una absurda e indecente alternancia, PP y PSOE pactaron hace tiempo repartirse los jueces para que, de esta manera, el viejo partido de Pablo Iglesias encubriera los delitos de los de la calle Génova y los de la calle Génova no denunciaran los actos corruptos de los de Ferraz. Ante dicho nombramiento clamaban ayer por la mañana Izquierda Unida, el Partido Nacionalista Vasco y Convergencia y Unión. Estos mismos por la tarde se felicitaban por el nombramiento de los jueces, que, sin lugar a dudas -quién podría dudarlo-, garantizaría la independencia de la justicia. ¿Qué había pasado en el ínterin?, ¿habían tomado una pastilla contra sus ideales?, ¿había surtido efecto cierta sustancia ingerida? Ojalá. La razón de su cambio es mucho más mezquina: los viejos partidos habían dejado a extremistas de izquierdas y nacionalistas formar parte del trozo de tarta que se repartían, permitiéndoles que nombraran a un juez y comprando de esta manera su silencio frente a otras corrupciones a la vez que les garantizaban amparo legal para tapar sus vergüenzas.
¿Quién quedó fuera de este ataque a la regeneración democrática? De nuevo, el único y verdadero partido que apuesta por ello: Unión, Progreso y Democracia, que, mientras no me demuestre lo contrario, es la única alternativa política en este país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario