Sordina: Silenciosamente, sin estrépito y con disimulo.
1. Ayer quedé con mi querida Silvia para hacer un intercambio libresco a su salida de Enforex y debo reconocer que me sentí tremendamente mal. Como tantas veces, puse sordina a mis sentimientos e impedí que estos salieran a flote, ayudado por los cotilleos y la complicidad que nos caracteriza, pero tener que quedar dentro de un bar para evitar que otros compañeros nos vean me parece tremendamente triste, a la par que cuasi ridículo. Yo mismo me comporto como un apestado, pero ya sabéis, queridos, como diría mi admirado y también orgulloso Federico, no quiero dar a mis linchadores la oportunidad de verme anímicamente dolido, y mucho menos cerca del lugar del crimen.
2. Otro aspecto en el que también he callado voces y sensaciones interiores es en el aspecto tocante a mi mudanza, de la cual todavía nos he hablado. Vivo ahora en Garrido, con dos excelentes jóvenes a quienes también la casualidad me ha unido -¡qué pequeña eres, Salamanca!-. Es cierto que ahora pago menos; es verdad que ahora estoy acompañado; es evidente que la cercanía de los supermercados es un argumento a favor. En cambio, la verdadera razón de mi marcha de mi estudio de Huerta Otea es el conjunto de recuerdos de felicidad que quedaron impregnados de forma indeleble en esa casa. Mientras no saliera de allí no pasaría una noche en que mirase la catedral sin recordar la sabrosa declaración del 2 de junio; mientras no saliera de allí no pasaría podría dar la vuelta a la página gloriosa de junio de 2012 para afrontar un nuevo presente. Lo intenté durante dos meses, pero no pude y solo salir de allí me está empezando a encaminar por la carretera del olvido sentimental. Podría decir, por tanto, que un mes ha cambiado mi vida; podría manifestar, por ende, que junio de 2012, amén del mes más feliz de mi vida, es el más determinante a corto/medio plazo; podría decir que hasta ayer no pude volver a ciertos sitios, como la piscina de Garrido, por todos los recuerdos que atesoraba de una mañana de 17 de junio; en cambio, una vez más, he decidido poner sordina a todas estas sensaciones, especialmente porque las páginas gruesas del libro de la vida solo se pasan a base de dolor y de tiempo, y creo que, dadas las circunstancias, ha llegado el momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario