Fulgor: Resplandor y brillantez.
1.
Ayer se celebró el partidazo para la clasificación al mundial 2014
entre España y Francia. Era el acontecimiento -léase excusa- que había
elegido para el reencuentro con Marie en el ya lejano, triste y lúgubre
julio. Finalmente, como sabéis, la propuesta fue rechazada y vi el
partido en mi casa aderezado con la narración del gran Manolo Lama. El
partido -especialmente la segunda parte- fue un auténtica debacle
española, lejos del fulgor exhibido en encuentros anteriores. Si no ganó Francia fue porque, como decían en broma en Tiempo de juego, tal vez Benzema ha nacido en Fuengirola.
2. Como bien sabéis, tengo una gama de intereses tan variada como
desafortunadamente reconciliable. Es por ello que ahora, en ausencia de
Enforex, tengo varios proyectos rondándome la cabeza sin llegarme a
decidir por ninguno concreto. Por un lado, me encantaría seguir
profundizando en la grafología y apuntarme al curso de informes
psicografológicos; por otro, querría intimar con algún idioma -incluido,
sí, incluido el inglés-; por otra parte, hallaría placer en profundizar
en el estudio, aprendizaje o investigación de algún tema relacionado
con la literatura y, cómo no, no olvido la oratoria, ese arte nacido para deslumbrar y seducir al otro merced al fulgor lingüístico.
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