martes, 6 de noviembre de 2012

DICC. 226: CAPCIOSO

Capcioso: Pregunta, argumentación o sugerencia que se hace para arrancar al contrincante o interlocutor una respuesta que pueda comprometerlo o que favorezca los propósitos de quien las formula.

  1. Existe en la radio española un control de audiencia que se hace llamar EGM, cuyas siglas responden a Estudio General de Medios, y cuyos datos son tomados por algunos como dogma de fe o como blanco de diana en función de la orilla donde se encuentren. 
     Admiro muchísimo a los componentes de Tiempo de juego por sus anejos componentes de alegría, vitalidad y juerga, pero tienen comportamientos que son tan reprobatorios como tendenciosos. Cuando estaban en la Cadena SER celebraban día sí día también los datos del EGM que los aupaba como líderes de la radiodifusión deportiva española; ahora, que están bajo el amparo de la COPE, no hacen sino criticar los datos de este estudio.
     Señores de Tiempo de juego, hagan el favor de tener un poquito de coherencia. Es verdad, como se recoge en De la noche a la mañana: el milagro de la COPE, que las preguntas de los entrevistadores son capciosas, preguntando así por ejemplo, en lugar de "¿qué cadena escucha?", "¿escucha la cadena SER?". Pero, por favor, si los datos del EGM eran tomados como indudables cuando bebían del río de corrupción llamado PRISA, tomenlos de forma idéntica cuando beben de la siempre maltratada fuente sagrada.


  2. En el mundo analfabetizado que vivimos creo firmemente que la forma de hablar marca claramente la diferencia, como bien pude comprobar en numerosas ocasiones en mi paso por la Universidad española, donde llevé a término con gran éxito la máxima de que más importante que la belleza es que el niño vaya bien vestido.
       Precisamente por eso creo que en nuestros días lo realmente importante a la hora de conseguir tus sueños es, amén de mostrar una gran seguridad, emplear una buena oratoria. Sin embargo, por desgracia no es fácil encontrar ninguna institución que prepare para ello, salvo algunos cursos que acaban defraudando, como aquel al que asistí este verano impartido por Ronald López en lo que tengo la sospecha que no era sino el salón de su casa.
       Hago, así pues, desde aquí un llamamiento a las instituciones para que no perpetúen el soslayo a esta disciplina, a cuyo crecimiento todos -especialmente desde nuestra labor docente- debemos contribuir. Con la oratoria se puede encontrar trabajo, con la oratoria se puede vencer mediante argumentaciones capciosas o sólidas, con la oratoria se cautiva y se seduce, y con la oratoria se preserva nuestro bellísimo idioma español tan ultrajadoen nuestros días. ¡Yo voto por... la oratoria!

No hay comentarios:

Publicar un comentario