Saudade: Nostalgia, añoranza.
1. Estamos a dos jornadas de diciembre, la radio viste de música los sentimientos mientras repite con insistencia que es el mes de la ilusión, en breve las lucecitas urbanas se encenderán y estaremos prestos para sellar el Consumatum est sobre el 2012.
Este año en lo personal ha sido realmente pleno: el año en que el trabajo ha vuelto a satisfacerme como no lo hacía desde que paseaba Alcalá de Henares a ritmo de cariño en el verano de 2008; el año en que los seis meses de docencia en Exforex Salamanca han confirmado con dosis de fe y de fortaleza que he nacido para esto; el año en que dicha academia ha sido el engranaje vital de nombres ya tan indelebles en mi vida como Marie Solanet, Takashi Matsumoto o Giada Randazzo; el año, en definitiva, en que he confirmado en primera persona que 'trabajo' y 'solaz' no son palabras antagónicas e incluso pueden acercarse a la sinonimia.
En plena recapitulación, no puedo obviar que ha habido también lugar para los desengaños y las decepciones; terreno en el que sin lugar a dudas M.S.M. se lleva el Ondas a la falsedad. Sin embargo, queridos, me quedo con todos aquellos momentos que me suscitan saudade, me quedo con todos aquellos que me habéis hecho sonreír y pasar momentos tan maravillosos como impensables; me quedo con todos vosotros que lleváis por nombre Claudia, Antonio, Elena, Mari Carmen, Olga, Paloma, Ambra, Carolina, Sandy, etc, etc, etc... ¡Os quiero!
2. Si queréis que os sea sincero, a pesar de que mi considero cristiano, a pesar de que la Navidad es uno de esos momentos más deseados del año para el común de los mortales, a pesar de las propuestas de nuevo año, a pesar de los regalos, desde que falta mi abuelo no me gusta la Navidad. Son tiempos de saudade y de dolor, en los que la ausencia se agudiza y la desmembración familiar se hace acaso más patente. Por ello, a pesar de los pesares, desde 2010 ¡no me gusta la Navidad!
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