jueves, 28 de febrero de 2013

DICC.278: PAMEMA

Pamema: Melindre, delicadeza afectada y excesiva.


    1.  José Antonio Martín Otín, conocido en ámbito periodístico-deportivo como Petón, es un auténtico genio de la palabra, que, amén de habernos acercado con su verbosa habilidad las memorias de Pepín Bello y de los miembros de la Generación del 27, nos conmueve y nos emociona cada noche de lunes a todos los que tenemos en el romanticismo una cita con la palabra. 
         Y es que una de las novedades de esta temporada en El Partido de las 12 de la cadena COPE son las "fábulas del fútbol", con las que cada lunes Petón nos solaza cuando la madrugada llama al sosiego y la palabra se convierte en poesía en boca de un maestro de la oratoria como él. A muchos seguramente les parecerá que su romántica voz y sus prolongados silencios, acompasados por la música, convierten su discurso en una pamema propia de culebrón; yo simplemente creo que, cual maestro barroco, en su voz las palabras conmueven y emocionan, y por eso lo tomo como uno de mis principales referentes a la hora de hacer una exposición oral.


    2.  Sabéis que hace tiempo que defiendo que si la juventud española tiene una nota común es el apocamiento, concretado en un escaso denuedo para luchar por lo que quiere y en una exigua confianza para manifestar sus pensamientos; en definitiva, la juventud española carece de una buena autoestima y esta actúa de autocensura para la propia persona.
         Sin embargo, queridos, no me extraña y no culpo a la juventud: cada sociedad es fruto de su tiempo y cada momento tiene a sus personajes en la cúspide. En nuestro país actualmente es jefa consorte del Estado una reina que no osa separarse de su marido, que tan numerosas amantes ha tenido; nuestro gobierno es liderado por una persona que en lugar de hacer frente a los importantísimos problemas secesionistas prefiere ponerse las manos delante de la cara, cual niño mimado, y cuando alguien rompe la pamema que caracteriza el ánimo de nuestro país -véanse Rosa Díez en política o Mourinho en fútbol- no hace sino encontrar críticas cuando no insultos o amenazas por el "ominoso" delito de decir lo que piensa.
          Querida juventud -entre la cual me encuentro, por cierto-, si supiéramos a ciencia cierta que vamos a morir mañana, sé que actuaríamos sin miedo y que, creyendo que no tenemos nada que perder, diríamos lo que pensamos y nos sentiríamos muy a gusto con nosotros mismos. Experiméntemoslo, y la larga vida que nos espera nos servirá para darnos cuenta de cuán equivocados estábamos perpetuando la autocensura.





 
      

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