Abrogar: Abolir, derogar.
1. Por fin Ana Botella, la tan insigne como pésima alcaldesa de Madrid, ha dado en tener una buena idea señalando la conveniencia de abrogar la sección de juventudes de los partidos políticos. Por fin puedo darle la enhorabuena y manifestarle mi total acuerdo, señora alcaldesa.
Estas secciones juveniles, en su inmensa mayoría -por no decir en la totalidad de los casos-, están formadas por jóvenes -o no- que ven en la política un puntal para sobrevivir, desconociendo lo que es trabajar al margen de ella. Amén de ello, suponen un considerable gasto para los contribuyentes y no aportan nada a la sociedad, ya que si un joven es válido, tendrá su hueco en el partido sin necesidad de estas asociaciones.
Asimismo, valoro muy favorablemente la propuesta de doña Esperanza Aguirre, instando a su partido en la Comunidad de Madrid a dar tan solo acogida a aquellas personas que hayan trabajado en alguna ocasión, con una nómina y un contrato legales. En su caso... ¡de nuevo, enhorabuena, doña Esperanza!
2. Considerando las decepciones acaecidas en mi vida en el mes de enero los dos últimos años voy a empezar a cogerle manía a dicho mes.
Es verdad que la melancolía, la tristeza y el futuro sin horizonte del año pasado en enero fueron tan solo la atensala de un febrero inaugural de ilusiones, que acabaron concretándose durante todo el 2012. De igual forma quiero analizar este negro inicio de 2013.
Como sabéis, soy creyente y tiendo a pensar -o a consolarme, vedlo como queráis- que todo lo que me pasa es por mi bien. A veces duele tanto como la última decepción y te cuesta creer que es síntoma de un bien futuro, pero, ¿acaso la anulación de oposiciones en Castilla y León el año pasado no dio pie a un futuro esplendoroso en Enforex?, ¿acaso la decpeción de Laura no permitió abrir horizontes en Marie?, ¿acaso la traición de M.S.M. no fue positiva por hacer desaparecer valores y ejemplos inadecuados a mis principios? Con ese ánimo afronto -o intento afrontar- la situación actual: abrogados la desilusión y el desencanto, Dios me enseñará con el tiempo que ha sido lo mejor y tan solo la antesala de un resplandeciente mejor futuro.
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